La vida es puro teatro, ya se sabe, a veces caricatura y a veces un obrón inconmensurable; los músicos sabemos algo de lo que se siente en escena, expuestos y concentrados, familiarizados con ese característico volar de mariposas en el estómago que anuncia que algo intenso va a suceder en cada actuación.
Quizá por eso, nuestras compañeras, MARI, SILVIA, PILAR y MARGARITA, acostumbradas a pisar tablas y respirar aplausos y silencios musicales, se lanzaron al teatro, al puro teatro.
Fueron dos sesiones, en días distintos, en enero y febrero, y en ellas una estilizada y caprichosa reina se las veía con los diseños «vanguardistas» de una costurera con mucha, mucha labia; todos reímos y pasamos un buen rato, y aún hoy, al cruzarnos con ellas por los pasillos, atisbamos una luz, un pequeño brillo del personaje que fueron, y que habitará durante largo tiempo en su memoria.
¡GRACIAS CHICAS!
