Pensareis que nos hemos vuelto locos. Que, no contentos con la marabunta de conciertos y audiciones prenavideños, nos hemos entregado a una desatada vorágine de actuaciones intempestivas. Y algo habrá de cierto si, entre enero y febrero, hemos aparecido en escena tantas veces. Primero fue el turno de los alumnos de amateur, voluntariosos y liberados como ninguno, que sin las exigencias de un programa severo y aprovechando la experiencia adquirida durante sus años de formación, nos hicieron partícipes de una estupenda velada de música, donde hubo desde tangos, a pegadizas bandas sonoras de cine. Un respiro en lo más crudo del invierno.
Pero la cosa no paró ahí. Días después fue el turno de los alumnos de piano complementario, que nos mostraron cómo se las arreglan con un instrumento que trae cola (jjj…) y nos dejaron perlas memorables por el camino.
Y, cuando la compulsión melómana prometía arreciar, todavía quedaba pendiente una audición de flauta que, si mi maltrecha memoria de cronista no me traiciona, fue una mañana de sábado y de dulce viento sobre las embocaduras.
¿Cómo lo veis? ¿Os parece poco? No temáis, pronto volveremos a la carga. Las agrupaciones de pequeños y mayores viajarán en breve a Carbajosa y Ledesma (finales de marzo y comienzos de abril) para ofrecer sendos conciertos a alumnos de colegios de las respectivas poblaciones. Esto es un no parar…