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El lapicero que rueda: Los microrrelatos en la escuela

 

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En la escuela de verano de 2004 apareció un taller novedoso. Se trataba de animar a la creación literaria a los participantes a través de ejemplos inspirados y anzuelos intrigantes. Resultó ser un éxito, y no hizo falta gran esfuerzo para que los chicos y chicas de la Eve, más acostumbrados a las manualidades y al teatro durante su estancia en el campamento -además de, por supuesto, a la práctica de la música…-, dieran rienda suelta a su imaginación y a su arte, y escribieran unos deliciosos microrrelatos, dignos del mejor de los cuentistas.

La cosa cuajó y, al año siguiente, durante otra de aquellas calurosas estancias en nuestro añorado albergue de Llanoalto, el taller volvió a repetirse. Otra ristra de inspiradas minificciones se añadió a la primera. Otra generación de alumnos que aprendió que la creatividad no es cosa de otros, ni asunto de magia. Sencillamente, todos podemos hacerlo.

Fue divertido y muy fructífero también el taller de grabado que funcionó en paralelo al de microrrelatos. En él, los chavales ilustraban los cuentos que más les habían gustado, y se produjeron bellas estampas -como las que aparecen en este post- que guardamos como un tesoro. Por un momento, la Eve parecía una factoría de libros. Allí se creaban las historias, se ilustraban y se imprimían en los periódicos y bitácoras diarios, y alimentaban, de paso, las veladas nocturnas.

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El influjo no se circunscribió sólo a las Eve’s. También en otros escenarios, como los Paseos Musicales, los pequeños cuentos hicieron acto de presencia. Así, la temática e hilo conductor del Paseo del año 2006, fue, precisamente, este arte literario de lo mínimo. Y en ese trasiego salpicado de paradas por las céntricas calles de Salamanca, se leyeron las historias de los alumnos de las escuelas de verano, junto a otras de autores más o menos célebres (incluyendo a quien esto escribe, que hay que predicar con el ejemplo…).

Por eso es gozoso anunciar la velada del próximo miércoles 10 de diciembre. Allí, abriendo el calendario de actos que celebran el 30º aniversario de Sirinx, aquellos cuentos escritos hace ya diez años, cobrarán vida de nuevo sobre el escenario de la escuela. Volverán a poner en pie los andamios de los pequeños universos que fugazmente florecieron en sus cabezas. El lápiz rojo sigue rodando.

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