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Viaje a los orígenes: de talleres por Juzbado

Hasta que llegue el momento de tener entre las manos un instrumento acabado -acabado en el sentido en que nuestra tradición cultural lo define hoy como acabado-, nuestros pequeños futuros músicos disfrutaron en su salida a Juzbado de la experiencia de crearlos.

Fieles a nuestra cita otoñal -¿otoño? ¿He dicho otoño?-, el primer sábado de octubre cogimos un autobús y desembarcos en la villa juzbadina -famosa, entre otras cosas, por ser su paisaje todo un libro abierto que se despliega entre peñas y senderos- con los alumnos de pre-formación, que este curso habrán de conocer y elegir el instrumento que estudiarán el año que viene.

En esta ocasión, rodeados de una viva naturaleza suavizada por los meandros del río Tormes, y acogidos por el silencio siempre especial de los espacios alejados de la ciudad, propusimos a nuestros alumnos compartir la experiencia de la fabricación de los instrumentos, la cuerda que vibra, el tubo que resuena, los flujos del aire y el camino que las ondas recorren hasta inflamarse en el interior del hueco. Imaginación y manufactura, diseño y oído, todo afinado y bien afinado para encontrar la esencia que, posteriormente, cuando prueben los instrumentos tal y como hoy los conocemos, se expandirá hasta incendiar el cuerpo entero, en un camino -el del intérprete de música- que esperamos que dure y dure en sus vidas, y que sea siempre una grata compañía.


Así damos por iniciado el curso de talleres, ilusionados por despertar el apetito de nuestros alumnos por la magia y la cercanía de los diversos instrumentos ¿Cuál será el tuyo?