El reposo nos ha encontrado en esta vuelta de vacaciones -que lo mejor a veces no se nos da en el viaje, sino que éste se convierte en un lavadero que todo lo remueve y nos devuelve limpios a nuestro vivir cotidiano-. Y este reposo nos permite toparnos, entre la montonera de fotos, con momentos verdaderamente especiales y, de entre todos, los de las salidas con nuestras agrupaciones son los que más nos emocionan, por lo que suponen de compartir y de llevar la música en directo a otros lugares.
El 29 de marzo partíamos con los mayores al cercano pueblo de Galinduste. Nuestras agrupaciones de viento, cuerda, guitarras y coro se montaban en un autobús y se disponían a ofrecer un concierto a los alumnos del CRAG y a los vecinos del pueblo salmantino. Cercana al embalse de Santa Teresa, esta población desciende por una suave ladera y forma un abigarrado casco urbano en cuyas estrechas calles es fácil perderse. En el salón de actos cercano al ayuntamiento nos instalamos y nos pusimos manos a la música. Hemos de decir que nunca nos hemos encontrado a un público infantil tan atento y tan volcado en la escucha como el que aquella mañana de marzo asistió a nuestro concierto en Galinduste. Desde Bach hasta Queen, pasando por canciones hebreas o bandas sonoras (¡Indiana Jones!), todo fue escuchado con ojos de asombro y alguna boca abierta. Así da gusto tocar.
El 5 ade abril, con amenazas serias por parte de la AEMET de nieve y ventiscas, nos trasladamos con las agrupaciones de los pequeños al colegio Félix Rodríguez de la Fuente. Allí ofrecimos ensayos abiertos para que diversos grupos de alumnos de educación infantil pudieran acercarse a los instrumentos y al repertorio de cada agrupación y, más tarde, rematando la jornada matinal, terminamos con el concierto para los alumnos de primaria, ya en gran formato. Conforme avanzaba el concierto, la empatía con el público aumentaba y fue muy emocionante cantar todos juntos. Un gran final que daba por concluido nuestro feliz periplo de salidas. A esa hora los copos de nieve ya danzaban en el exterior, como en una pieza de Debusy, y bajaban despacio como un telón hecho de blancas trizas.