La EVE se encamina hacia su final. Ayer, por la noche, el paseo musical cedió su turno a los preparativos para el gran concierto, y la vasta operación de remate y recogida. Mucha música, mucha danza y mucho teatro; también objetos innumerables que serán expuestos y que viajarán a casa, han poblado estos días de verano el albergue de Aldeadávila. Los grabados, las pinturas, las esculturas… Todo eso será atesorado y dará cuerpo a la memoria, cuando llegue el invierno y el recogimiento sea norma. Decía el gran Álvaro Mutis, que “la memoria está hecha de la misma substancia inasible y veloz con la que surgen los espejismos y luego desaparecen”. Es por eso que todo lo creado durante los días de campamento es tan valioso. Nos permitirá poner en pie las imágenes de lo vivido y poblará nuestros días de felices espejismos que nos recordarán que, una noche de agosto en los Arribes, conocimos la hora sin tiempo y la noche hecha de estrellas sin fin.
Los padres de los alumnos y alumnas que han viajado a la EVE, hemos seguido sus andanzas en las publicaciones diarias de la Bitácora y la galería de imágenes. Enganchados cada mañana a la entrega puntual en la que, como por un agujerito, veíamos el desarrollo de las veladas, conciertos, comidas, excursiones y demás; así la separación se nos ha hecho un poquito menos dura, y la envidia agitaba nuestra imaginación. Os dejamos aquí algunas fotos. Mañana, último día de campamento, volveremos a verles. Serán ellos los que, a partir de ahora, irán supurando las impagables experiencias de la EVE, a medida que van descansando y de sus ojos emana, lentamente, la maravilla.