Mañana en el colegio
Mostrar una caña alejada de su cuerpo de ébano, desabrochar las finas crines del arco o sostener el instrumento para su sola contemplación, son gestos atípicos para un músico. Al menos, sobre el escenario. Y cuando sucede, la audiencia se muestra receptiva, y el silencio es diferente. Así sucedió en nuestra salida al colegio salmantino de las Jesuitinas.